Para empezar con este corto comentario diremos que el título del libro induce al error, pues no se trata de la teoría política en un sentido amplio sino de un tipo específico de teoría, la teoría política clásica o normativa.
Si bien el texto de Fernendo Harto de vera pretende ser un intento para introducir a los estudiantes de la carrera a la ciencia política, Capítulos I, II, III, IV, V, VI y VII, en realidad es el punto de vista del autor sobre su particular forma de ver y comprender la ciencia política, pues en los siguientes capítulos se pierde en un debate que en su mayoría consideran superado, es decir la relación entre la disciplina contemporánea y el papel que cumplirían los clásicos a los que identifica dentro de la teoría política y que además pertenecerían a la primera etapa del desarrollo de la disciplina a la que él mismo denomina artesanal.
Ahora se entiende porque busca una categoría que no tenga una connotación negativa para esta etapa, y utiliza el concepto artesanal para no denominarlo precientífico, como por ejemplo lo denomina Duverger.
Por otro lado, señalo como superado el debate pues si bien entre los años '20 y '50 del siglo pasado se puso en duda la idea misma de teoría política hasta el grado de llegar a considerar esta como un estorbo para la tarea de los politólogos fue Easton uno de los primeros que a principios de los años '50 vio la importancia y necesidad que existía en poseer una teoría adecuada para la explicación de los fenómenos políticos, solo que no podía ser una teoría clásica o normativa anterior sino una teoría en el sentido moderno o empírico a la que el mismo Easton denomino teorías analíticas.
Así enfrentó lo normativo a lo empírico y así reconcilió la teoría al desarrollo de la investigación, por tanto regresar a ese debate no representa un avance, sino todo lo contrario, una muestra de la falta de comprensión sobre el papel que juego la teoría en el proceso de la investigación, pero sobretodo una falta de comprensión del papel que tiene la ciencia política en la explicación de los fenómenos políticos, entenderlo como son en realidad y no como nos gustarían que fueran.
Ahora bien, si hay una relación problemática entre ciencia política y la reflexión normativa de la política porque evidentemente poseen naturalezas distintas, no digo que una sea superior a la otra, solo que son diferentes.
Finalmente, el único capítulo que posee alguna relevancia para el campo que nos interesa es el sexto, que trata de forma muy somera precisamente sobre los métodos cuantitativos y cualitativos en la ciencia política.
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